lunes, 11 de diciembre de 2006

Oportunidades y riesgos

ALCA: OPORTUNIDADES Y
RIESGOS





Uno de los resultados más sorprendentes de la Cumbre de países americanos
de Mar del Plata –incluso hasta para USA-- y muy a pesar de la izquierda
beligerante encabezada por Chávez y Castro, ha sido el poner sobre la mesa
de nuevo, el hasta ahora olvidado Acuerdo de Libre Comercio de las Américas,
el famoso ALCA.
El ALCA nació en la administración demócrata de Clinton y fue abrazada con
similar ímpetu por la administración republicana de Bush, porque se trata de
un acuerdo beneficioso para los intereses comerciales americanos, sobre todo
en el área de bienes, servicios y patentes.
Una vez que el ALCA se dio a conocer, la dictadura cubana --fuera del
potencial acuerdo desde su nacimiento-- se empleó a fondo para tratar de que
no se concretara, argumentando que el ALCA era un plan de USA para “anexar”
a Latinoamérica.
El ALCA tiene como objetivo básico el de establecer un área de libre
comercio continental, posibilitando el acceso de productos industriales,
agrícolas, bienes y servicios a todos los mercados del Continente, libre de
subsidios o impuestos de importación, constituyéndose en un mercado gigante
de casi 1,000 millones de consumidores, conectados en un mercado común.
Pero no sólo el barbeta cubano es enemigo de un acuerdo como este, existen
intereses norteamericanos asociados a los sindicatos, que se oponen
fuertemente al establecimiento del mismo, por el temor a perder sus fábricas
y puestos de trabajo dentro de la propia USA, que irían a asentarse en
países del área, con mejores condiciones económicas y competitivas.
Hay que decir que el antecedente inmediato del ALCA fue el acuerdo de libre
comercio firmado hace 12 años entre USA, Canadá y México, conocido como
NAFTA, con cuyo acuerdo México se ha beneficiado grandemente y que se
constituye en paradigma a seguir en Latinoamérica, a pesar de que el
comercio agrícola es su talón de Aquiles, perjudicando a los mexicanos.
Durante el año 2003, la administración de Bush se lanzó a fondo para tratar
de concretar el ALCA, precisamente antes de las elecciones presidenciales de
2004, para no tener el desgaste electoral interno que significaba promover
un acuerdo potencialmente negativo para los sindicatos obreros y que
necesariamente requerirían de ciertos sacrificios en el área agrícola.
El esfuerzo americano no se pudo materializar en 2003 por la oposición de
los países del MERCOSUR, que exigieron a USA establecer un ALCA donde no
solamente USA llevara ventajas, sino que, países con cierto desarrollo
agrícola –como Argentina y el propio Brasil-- también tuvieran sus productos
incluidos dentro del acuerdo, lo que implicaba eliminar los fuertes
subsidios agrícolas que USA mantiene sobre su ineficiente y costosa
agricultura.
USA entonces tomó la decisión de comenzar discusiones bilaterales con
determinados países y con pequeños bloques, dejando de lado la pretensión de
concretar el ALCA a corto plazo. De esa manera comenzaron discusiones para
la firma de acuerdos de libre comercio bilaterales con Chile y con
Centroamérica, acuerdos que en la actualidad se han visto materializados.
Para el análisis de la división creada por el ALCA en Mar del Plata, es
necesario diferenciar tres aspectos del problema:
a) Hay países (dos) que se oponen al ALCA por su posición ideológica
marxista y anti-norteamericana, es el caso de la Cuba Castro y la Venezuela
de Chávez, pero carecen de argumentos para la discusión, salvo su conocida
posición de que ALCA es anexión.
b) Existe otro bloque de países, específicamente los países del MERCOSUR,
Brasil Argentina, Uruguay y Paraguay, que no se oponen al ALCA, pero se
oponen a establecer un acuerdo que solamente beneficie a los intereses
americanos, como sería firmar un ALCA en el que USA impida la entrada a su
mercado de los productos agrícolas de estas naciones, netamente agrícolas,
con lo cual no obtendrían ninguna ventaja de tal acuerdo.
c) Hay que decir que no todos los países de la América del Sur, el Caribe o
Centroamérica, tienen una agricultura tan competitiva como la de Brasil y
Argentina, de manera que estos países no tendrían objeciones mayores para
firmar un acuerdo con USA sin la eliminación de subsidios agrícolas y por
eso ha sido posible el tratado con Centroamérica.
Sin embargo, hay otro factor clave para el éxito de este acuerdo comercial:
el ALCA es un acuerdo que no es independiente. Hay otra discusión que se
lleva a cabo en paralelo al ALCA, en este caso a nivel global y liderado por
la Organización Mundial de Comercio, OMC, cuyo objetivo es similar al del
ALCA, pero tratando de obtener acuerdos de comercio a nivel mundial.
La posición original de USA en Mar del Plata era la de incentivar a los
países a establecer un cronograma para la implantación del ALCA a partir del
2006, en función que hay programada una reunión de la OMC a ser celebrada el
13 de diciembre de este año en Hong Kong, donde Estados Unidos y la Unión
Europea serán los principales contendientes, ambos presionados por la OMC
para que disminuyan sus subsidios agrícolas (el mismo reclamo del MERCOSUR a
USA en el seno del ALCA) como condición para llegarse a acuerdos a nivel
internacional.
La posición tanto de USA como de la UE, ha sido tradicionalmente refractaria
a discutir la disminución de los subsidios agrícolas de sus productores e
insisten en establecer acuerdos en las áreas en las que son
competitivos –comercio de bienes industriales y servicios-- sin dar a cambio
la posibilidad del libre comercio en el área agrícola, donde no son
competitivos.
Las discusiones del ALCA hay que verlas pragmáticamente, en función de los
intereses de cada país --o bloque de países-- y eso precisamente es lo que
sucede en las discusiones con el MERCOSUR, que pretenden firmar un acuerdo
que beneficie sus economías agrícolas.
Lamentablemente, ya se sabe que la próxima reunión de la OMC en Hong Kong no
llegará a acuerdos en la sensible área agrícola, fundamentalmente por la
resistencia europea a reducir sus subsidios agrícolas a sus productores, con
lo cual USA se verá imposibilitado a reducir a su vez las suyas, haciendo
más difícil las discusiones del ALCA, que se verá en la disyuntiva poco
agradable de dejar fuera del ALCA a Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay:
un ALCA limitada.
La interrelación entre las decisiones europeas con sus subsidios agrícolas y
las decisiones americanas dentro del ALCA, se ven más claras en el siguiente
ejemplo, relacionado con un sensible producto agrícola: el azúcar..USA
subsidia su producción azucarera y paga a sus productores casi tres veces el
costo de producción equivalente en América del Sur y Centro América. Europa
también subsidia sus productores azucareros y en este ramo ha establecido un
‘sistema azucarero’, donde también paga a productores de Asia, África y el
Caribe, precios subsidiados para comprarles ‘políticamente’ sus
producciones, dentro de un esquema como el siguiente: el sistema azucarero
europeo produce anualmente en torno de 20 millones de toneladas de azúcar.
De ellas, solamente consumen unos 14 millones de toneladas, exportando el
restante, unos 6 millones de toneladas al mercado mundial. El sistema
europeo produce azúcar a razón de 800 dólares la tonelada y la vende en el
mercado mundial a 250-300 dólares la tonelada, teniendo que subsidiar la
diferencia, algo en torno a 1,900 millones de dólares/año.
Si USA por ejemplo, firmase el ALCA con América Latina, reduciendo los
subsidios a su producción azucarera, sin previamente haber firmado con
Europa la eliminación de los suyos, el mercado norteamericano se vería
inundado de azúcar europea subsidiada –directamente o triangulada a través
de países firmantes del ALCA-- a precios muy inferiores a los de USA,
teniendo hipotéticamente que cerrarse todas las fábricas de azúcar en
Estados Unidos.
Por tanto, ALCA solamente habrá cuando USA y Europa decidan eliminar la
distorsión de continuar subsidiando sus agriculturas, y así posibilitar una
competencia de igual a igual con los países agrícolas, de manera que
solamente se mantengan en el mercado aquellas producciones eficientes y
competitivas, que contradictoriamente es el argumento principal que USA
esgrime en el área industrial, donde sus productos son más competitivos que
el resto.
Existen otros productos además del azúcar (Brasil tiene en menor costo de
producción de azúcar del mundo, porque balancea su fabricación con la
alcohol combustible) en los que tanto Brasil como Argentina son altamente
competitivos, como la producción de cítricos (jugo de naranja concentrado) y
frutas de todo tipo, soja, trigo, algodón, granos, derivados lácteos, carnes
vacunas, aves y cerdos, entre muchos otros renglones agrícolas hoy
subsidiados en USA.
Hay que decir que Estados Unidos ha propuesto reducir sus subsidios
agrícolas, pero siempre exigiendo a Europa una contrapartida equivalente, lo
que ha sido sucesivamente negado por los países de la Unión Europea, sobre
todo por Francia, campeona del proteccionismo agrícola. Esto probablemente
frustre, como ya se ha dicho, la próxima reunión de la OMC en Hong Kong,
para intentar destrabar este importante nudo comercial, que por otra parte,
permitiría a muchos países en vías de desarrollo colocar sus productos en
los mercados de los países desarrollados.
Toda negociación comercial debe ser un intercambio mutuamente beneficioso,
donde es necesario balancear lo que se gana con lo que se pierde. Lo que no
se puede (o no se debe) es Estados Unidos exigir a países de menor grado de
desarrollo, en este caso a los países del MERCOSUR, firmar un acuerdo que
claramente atenta contra sus intereses nacionales, en lo cual la gritería de
Chávez y el cinismo de Castro (que compra cientos de millones de dólares en
productos agrícolas a USA por año) tengan absolutamente algún peso.

Alvaro Kröger

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