lunes, 11 de diciembre de 2006

Comunidad científica argentina de acuerdo con Uruguay

Piqueteros y negociadores argentinos sin argumentos
Imprevisto: en el momento crucial, los científicos argentinos se pronuncian a favor de las plantas uruguayas


El Presidente del Instituto Nacional de Tecnología e Industria de la República Argentina (INTI), el Director de la Fundación Argentina para la Ecología Científica, la Directora del Instituto de Ciencia Ambiental y Desarrollo Sostenible de la Argentina y numerosos catedráticos explican con total claridad que las plantas uruguayas no contaminan.

Argentina tiene una decena de plantas con tecnología no autorizada ya en Europa y Estados Unidos –a diferencia de las uruguayas- que contaminan brutalmente, convirtiendo al río Paraná y al Río de la Plata en una “cloaca”, según expresión de técnicos y legisladores.

La peor técnicamente por su poder contaminante es la planta de celulosa de Iby en Entre Ríos, la provincia del Gobernador Busti y de la Asamblea que corta los puentes internacionales.

Por qué Argentina no puede recurrir al Tribunal de La Haya, cómo operan los jugadores argentinos sucios y cuáles son las jugadas argentinas sucias.

Las claves del problema técnico, de la no existencia de la contaminación, de las contradicciones de Green Peace.




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Sepa más que un experto negociador argentino
Argumentos científicos argentinos avalan totalmente la construcción de las plantas de celulosa en Uruguay

Informe de Manuel Flores Silva *

A favor de que las plantas de celulosa que están en construcción en Uruguay no son contaminantes -si se operan de acuerdo a como está previsto- recurriremos hoy exclusivamente a los argumentos de los principales científicos argentinos en la materia.
Así presentaremos la opinión del presidente del Instituto Nacional de Tecnología e Industria de la República Argentina (INTI) -el kichnerista y ex diputado del Frepaso, Enrique Martínez-, de Eduardo Ferreira, Director de la Fundación Argentina para la Ecología Científica, de la Directora del Instituto de Ciencia Ambiental y Desarrollo Sostenible e Investigadora Independiente del CONICET, Prof. Dra. María Cristina Area, del Profesor de la Universidad de la Plata, Dr. Mario Feliz y del Dr. en Ciencias de la Madera y el Papel Alberto Venica, de Irene Wais de Badgen, ecóloga, profesora de la Universidad de Buenos Aires quién acaba de participar la semana pasada en el coloquio "El conflicto de las plantas de celulosa del río Uruguay: una aproximación científica al tema" organizado por dicha facultad, del licenciado Gustavo Braier quién acaba de exponer sobre el tema el pasado 11 de marzo en la Feriagro de Santa Fe, del Ing. Agr. José Crotto que acaba de publicar su opinión a pedido de la revista NotiForestal (24 de febrero 2006)

Enrique Martínez, Presidente del Instituto Nacional de Tecnología e Industria de la República Argentina (INTI)

El 1 de febrero pasado Página 12 publicaba un reportaje a Enrique Martínez con la siguiente presentación: "Enrique Martínez, ingeniero y presidente del Instituto Nacional de Tecnología e Industria (INTI), describe el funcionamiento técnico de las papeleras y explica de qué manera, con un control claro del tratamiento de los efluentes, la contaminación que producen es irrelevante, no implica ninguna irrupción de productos perjudiciales en el ecosistema, y es un asunto menor al lado del gran asunto real: la desinformación de la gente.
En un pasaje del reportaje Martínez expresaba lo siguiente: "Originalmente lo que se hacía era utilizar el cloro gaseoso como componente central acompañado de oxígeno, agua oxigenada, algunos otros pasos para conseguir las dos cosas.
-El cloro se pega a la lignina y la arrastra.
-Claro. Pero tanto el oxígeno como el agua oxigenada son más categóricamente "deslignificadores". El asunto es que utilizando cloro gaseoso el producto era altamente contaminante, porque se producían compuestos orgánicos de cloro con eventuales efectos sobre la salud humana.
-Y entonces, ¿qué se hace?
-Ahora hay dos procesos que se utilizan comercialmente. Uno es el que se conoce como "Libre de cloro elemental" (ECF), pero que utiliza dióxido de cloro en el proceso, y el otro es el que no utiliza nada de cloro en ninguna parte del proceso (TCF). El más usual es el primero y es el que se va a utilizar en Uruguay.
-O sea, el que sí utiliza algo de cloro.
-Aproximadamente el 90 por ciento de las plantas de celulosa utilizan este método (ECF).
-¿Por qué?
-No es porque sea más barato sino porque el oxígeno y el agua oxigenada son muy potentes para eliminar lignina pero no son tan potentes para darle brillo a la celulosa una vez convertida en papel. El factor principal para que el papel alcance el grado de blancura que se desea es el dióxido de cloro.
No es casual que los papeles de mayor calidad se produzcan mediante el proceso que utiliza el dióxido de cloro. Ahí también ha habido presión de las organizaciones ambientales para reducir la contaminación, y efectivamente hay tratamiento de los efluentes con métodos biológicos que reducen la contaminación provocada por el cloro prácticamente a cero.
-Pero se está protestando por el cloro.
-A pesar de las protestas, la contaminación de las aguas del río Uruguay que se está discutiendo hoy no es por el cloro sino por el nitrógeno y el fósforo, que demandan oxígeno para oxidarse y hacen aumentar la cantidad de algas en el agua disminuyendo el oxígeno. Eso es lo que hay que asegurarse de evitar en la planta de tratamiento previo para que no constituya un problema.
-O sea, en las plantas de Uruguay va a haber tratamiento de cloro, pero cloro no va a haber.
-Va a haber, pero en una cantidad que no es relevante y la experiencia mundial lo demuestra.
-Pero sí contaminan el nitrógeno y el fósforo
-Y los productos orgánicos demandantes de oxígeno, que disminuyen el oxígeno del agua y por lo tanto podrían matar a los peces. Pero también eso se reduce a la mínima expresión si la planta de efluentes es adecuada. El proceso de las empresas, tanto la finlandesa como la española, seguro que es de primer nivel mundial, y el volumen de efluentes es muy pequeño".

Eduardo Ferreira, Director de la Fundación Argentina para la Ecología Científica

Unos días después Infobae publicaba, bajo el título "Expertos argentinos afirman que las papeleras no contaminarán el río" lo que pasaba a copetear como "La Fundación Argentina para la Ecología Científica rechazó las denuncias de los activistas entrerrianos. 'La tecnología que van utilizar es norma en la Comunidad Europea y no hay riesgo para la gente', señaló en Radio 10 su director, Eduardo Ferreira". En la nota se explicaba que "Eduardo Ferreira, director de la Fundación, dijo en Radio 10 que 'la nueva tecnología permite controlar los afluentes hacia el exterior. Tiene una presencia parcial de cloro para el manejo de las dioxinas. Esto fue aprobado por los países más exigentes. Y es norma obligada en la Comunidad Europea'. 'Todo el problema está centrado en si los afluentes líquidos que liberarán las plantas van a emitir a las aguas del río uruguay altos niveles de dioxinas por litro de agua', explicó y aclaró que 'el agua que tomamos tiene 130 microgramos de dioxina, y estas plantas aportarán sólo 1'. Ferreira cuestionó además los velados intereses que pueden motorizar las marchas y los piquetes en la frontera que auspicia la multinacional ecologista Greenpeace. 'Lo de Greenpeace es un tema terrible, espantoso', señaló.

Dr Mario Feliz, catedrático de la Universidad de la Plata y Alberto Venica, Dr. en Ciencias de la Madera y el Papel

Por esos días, en Economía Para Todos (www.economiaparatodos.com.ar) Mario Feliz y Alberto Venica publicaron un reportaje que iba a ser recogido por diversos medios. Allí decían.
"- La tecnología que se va a usar en el caso de las plantas de Uruguay, ¿es moderna u obsoleta?
- Mario Féliz (MF): Es de última tecnología. Por lo que uno puede apreciar, Botnia es una compañía finlandesa de las más modernas. Van a usar la misma tecnología que aplican en Europa.
- ¿Qué es la EPA?
- MF: La agencia norteamericana que controla el medioambiente. Se llama Environmental Protection Agency. Y ha estudiado que de la cantidad de dioxinas que hay en el ambiente, el origen de la mayor parte de ellas es fundamentalmente no industrial. Sólo alrededor de un 15% es producido por la actividad industrial. Y de ese 15%, en este momento en Estados Unidos, la industria de pasta de papel contribuye con valores cercanos a 0%.
¿Hay alguna tecnología más nueva o menos contaminante que la que se va a aplicar en el caso de las plantas de Uruguay?
- Alberto Venica: No. Porque estas plantas -por lo que dicen las empresas, obviamente uno se guía por eso y por qué no creerle- van a aplicar las mejores tecnologías disponibles. En inglés se las conoce con la sigla BAT, que son las que están reclamando en toda Europa para 2007. O sea, hay un Convenio de Estocolmo, que la Argentina firmó, donde se le pide a todas las fábricas de pasta kraft de Europa que para 2007 tengan lo que se conoce como las mejores tecnologías disponibles. Entre esas está el blanqueo con dióxido de cloro que es lo que se va a usar acá.
- MF: Es cierto, pero sabemos que los grados son muy bajos, casi nulos. Hagamos una comparación, "Nos vamos a morir todos de cáncer por las dioxinas", dijo por ahí, en estos días, un ambientalista. Y esto no es cierto. Porque estas plantas con estos nuevos procedimientos casi no producen dioxinas
- AV: La concentración de dioxinas que ingresaban en un río en la época en que todavía se usaba cloro elemental, o sea en el peor momento, estaban en el orden de partes por trillón. Más o menos, para dar una idea de la proporción, es algo así como el espesor de una tarjeta de crédito comparado con la distancia de la Tierra a la Luna.
- O sea que es realmente mínimo... (…) Entonces, para resumir, podemos decir que la contaminación del río sería...
- AV: Mínima.
- ¿La emanación de olores?
- AV: Casi inexistente, o mínima.
- MF: Algunos días al año, yo diría.
- ¿Y la contaminación para la salud?
- AV: Ninguna.
- MF: Coincido, ningún riesgo.
- ¿Éstas serían sus conclusiones desde el punto de vista estrictamente técnico?
- AV: Sí. Pero siempre y cuando se cumpla con los requisitos y se controle. Lo más importante es generar un sistema de control.
En una nota que escribiera Mario Féliz, titulada "Sin vergüenza y con orgullo: Carnaval de Gualeguaychu" dice: "Que las plantas de celulosa producirán un daño irreparable a la salud y a la naturaleza es un fraude cada vez más difícil de sostener. Cualquier interesado en conocer, como esta actividad se desarrolla en el mundo puede hacerlo, accediendo a la enorme cantidad de información confiable y disponible a través de la internet.
En las fotos que siguen se aprecia la ciudad de Prince George (más de 70 mil habitantes) en la provincia de British Columbia, Canadá, y sus tres pasteras que juntas producen 1 millón de toneladas al año. Industria y turismo conviven en medio del hermoso paisaje que comparten. (http://bccommunities.ca/princegeorge/index.php)" En el mismo sentido se ha argumentado que Botnia tiene una de sus plantas en medio de una ciudad finlandesa.

Dra. Prof. María Cristina Area Directora del Instituto de Ciencia Ambiental y Desarrollo Sostenible

Mientras arreciaban las opiniones técnicas argentinas a favor de las plantas en Uruguay -en proporción inversa a las opiniones políticas- María Cristina Area agregó sus argumentos, extensamente difundidos: "Las tecnologías que van a utilizar, de acuerdo con lo que está en los respectivos proyectos, están dentro de las llamadas mejores tecnologías disponibles (BATS en inglés)
Para blanquear la pulpa, -para separar la lignina de la celulosa-, los métodos más comunes son el ECF (libre de cloro elemental) y el TCF (totalmente libre de cloro). Los ECF dominan el mercado porque logran mayores blancuras y es el mismo que utilizarán las empresas que se construyen sobre la costa del Río Uruguay
El ECF es el método de blanqueo que está aceptado internacionalmente dentro de las mejores tecnologías disponibles y el Convenio de Estocolmo, que trata precisamente sobre los Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPS), se basa en la mejor tecnología disponible, vale decir que el blanqueo ECF, por carácter transitivo, es aceptado por el Convenio de Estocolmo.
En diciembre del año 2001, una Comisión Europea (Integrated Pollution Prevention and Control, IPPC) emitió un documento de referencia donde se establecen las Mejores Técnicas Disponibles para la Industria de Pulpa y Papel (Best Available Techniques in the Pulp and Paper Industry, BAT). En este documento, de 509 páginas, se cubren los aspectos ambientales más relevantes de la fabricación de pulpa y papel a partir de distintos recursos fibrosos en diferentes tipos de fábricas.
(…) Además de lo anterior, este documento establece los niveles permisibles de los diferentes compuestos que estas fábricas pueden emitir al agua (efluentes líquidos), al aire (efluentes gaseosos) y a la tierra (residuos sólidos). Estos niveles garantizan la sostenibilidad de los recursos. Es así que desde el año 2001, la industria de pulpa y papel europea se maneja con el compromiso internacional de cumplir dichas pautas, y limitar sus emisiones a los niveles permitidos. (…)
Las Partes firmantes (Argentina y Uruguay suscribieron en 2001 y reconfirmaron en enero de 2005) se comprometen a adoptar medidas para reducir las liberaciones totales derivadas de fuentes antropógenas de cada uno de los productos químicos incluidos, con la meta de seguir reduciéndolas al mínimo y, en los casos en que sea viable, eliminarlas definitivamente.
(…) A nivel mundial, las pulpas ECF dominan el mercado. Esto se debe a que se logran mayores blancuras, menor reversión (no se amarillean) y menor deterioro de la resistencia de la pulpa.
Ni las tecnologías ECF ni las TCF formaron niveles mensurables de dioxinas en sus procedimientos de blanqueo respectivos.
Un claro ejemplo es la nueva fábrica Stendal en Alemania, uno de los países con legislación medioambiental más exigente en el mundo. Se inauguró en agosto de 2005, fabricando mayoritariamente pulpa kraft ECF, pero tiene la capacidad de fabricar TCF de acuerdo con las demandas del mercado.
Una pauta importante que evidencia el cambio en la contaminación al pasar del blanqueo con cloro al ECF es la recuperación sostenible de ecosistemas acuáticos afectados a través del mundo, que fue posible por la casi completa eliminación de dioxinas.
Las alertas de consumo de pescados, río abajo de las fábricas de pulpa y papel están desapareciendo rápidamente en el mundo. Desde 1990, las autoridades de diferentes estados en USA han emitido alertas de dioxinas en 25 ecosistemas río abajo de las fábricas de pulpa y papel, representando el 83% de estos ecosistemas. En el informe de 1996, había alertas en 18 cuerpos de agua. En 2004, solamente 8 ecosistemas tenían alarma de dioxinas, comprendiendo el 0,2% de los cuerpos de agua con alertas (el resto corresponde a otro tipo de industrias, no papeleras).
La EPA (Agencia de Protección Ambiental de estados Unidos) predice que todas las alarmas en cursos de agua relacionado con la industria papelera se levantarán cuando la totalidad de los sistemas de blanqueo se conviertan a ECF (o sea que en USA también quedan algunas fábricas que blanquean con cloro).
(..) De lo anterior se deduce que al eliminar el cloro elemental del blanqueo, los procesos actuales de producción de pulpas celulósicas (ECF, libre de cloro elemental o TCF, libre de cloro total) han pasado a ser mínimos generadores de dioxinas y furanos, con respecto a otras fuentes.

Otros expertos

La ecóloga de la UBA, Irene Wais puntualizó, en el evento que organizara recientemente dicha Universidad, que "el método ECF está permitido por la Unión Europea, que cuenta con la legislación ambiental más exigente del mundo: por ejemplo, la planta alemana Stendal, inaugurada el año pasado, utiliza esta tecnología, si bien también tiene capacidad para recurrir al TCF, según los requerimientos del mercado".
Irene Wais de Badgen señaló, asimismo (al tiempo de insistir en la necesidad de los controles a las plantas), que "si las empresas cumplen su anuncio de utilizar la misma tecnología que emplean en Europa, los aspectos ambientales más importantes van a estar cubiertos. En 2001, un organismo de la Unión Europea llamado IPPC (Integrated Pollution Prevention & Control) publicó un documento de 500 páginas donde establece, específicamente para plantas de celulosa, las mejores técnicas disponibles para preservar el ambiente; no conozco nada mejor que esto, ni en Estados Unidos ni en otra parte del mundo. Tanto Botnia como Ence, las dos firmas, afirman que utilizarán esa tecnología".

En la exposición realizada hace dos semanas en la Feriagro de Santa Fe, el licenciado Gustavo Braier remarcó "que cualquier temor de que, como consecuencia de la instalación de una planta de celulosa, se perjudique la actividad productiva, sea apícola, avícola, citrícola o feed-lot, es infundado.
Estas fábricas controladas no contaminan más allá de los límites que hoy se aceptan por los países más desarrollados del mundo"

Política celulósica argentina

El desorden de la política ecológica argentina es palpable no bien se escucha la versión publicada de un reportaje telefónico que se le realizó al Presidente del INTI, Enrique Martínez. Le preguntan:
"La planta Alto Paraná (una de las más criticadas porque teniendo tecnología ECF (libre de cloro elemental no la usa y funciona en base a cloro elemental gaseoso y contaminante), ¿es comparable a las uruguayas en términos de tecnología?
Es más vieja, es la misma tecnología de hace más de veinte años.

Esa planta tiene una certificación ambiental iso 14001. ¿Quién la otorga en Argentina?
Esa certificación la consiguió la empresa con una certificadora internacional". (¿¿??)
Ya en el artículo mencionado María Cristina Area ha dicho: "la legislación uruguaya es más estricta y organizada que la argentina"
A su turno el Dr. Mario Feliz de la Universidad de La Plata expresó: "Para hacer esta campaña contra las plantas uruguayas habría que emprenderla también con el control de la contaminación en general en la Argentina. Porque el Río de la Plata está totalmente contaminado y el 95% de esa contaminación fue producida por nuestro país"
El mismo autor y catedrático en un artículo titulado "La guerra del papel" (puede ser consultado en Misiones on line del 6/2/06) escribe:
"En nuestro país existen unas 10 plantas de producción de celulosa que vierten sus efluentes al río Paraná provenientes de una producción de no menos de 850.000 toneladas anuales de pulpa de celulosa. Estas empresas: Celulosa Campana y Gral. Bermúdez, Papelera del Plata, Wixel, Campanita, Papel Prensa de San Pedro, Iby en Entre Ríos, Andino sobre Santa Fe, Alto Paraná S.A., Piray y Papel Misionero en Misiones; contaminan el Paraná desde hace años.



La presencia de contaminantes provenientes de la planta de Gral. Bermúdez (compuestos orgánicos clorados) ha sido verificada por Green Peace, según un informe publicado por la organización. Por otra parte, está universalmente probado que, la vieja tecnología aplicada en las plantas argentinas (esencialmente el proceso de blanqueado con gas cloro), es causante de la generación de organoclorados, entre ellos dioxinas de alto grado de toxicidad. Estos productos son arrojados al río desde, al menos, el año 1929. ¿Cómo es posible, entonces, que nuestro gobierno reclame por la posible contaminación que generarían las plantas sobre el Uruguay y al mismo tiempo admita que una decena de empresas argentinas estén contaminando el Paraná y el Rio de la Plata?
La provincia de Entre Ríos tiene en su territorio una planta productora de pasta celulósica (Iby, que produce 18.000 TM anuales) y sobre las costas santafecinas del Paraná, frente a la tierra entrerriana hay otras más. Pero, además, esta provincia es una importante productora de madera, de bosques implantados, que destina el 60% de su producción a la elaboración de celulosa y tableros. La vocación ambientalista de su gobernador puede ponerse en tela de juicio, justificadamente.
Sería comprensible la actitud de los políticos municipales que en forma oportunista y por ignorancia (que se empecinan en no subsanar) se suben a la turbulencia irracional. Pero, no se encuentra justificación para el comportamiento del gobernador y de algunos funcionarios nacionales, especialmente, del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Es probable, que una buena razón fuese que nuestro gobierno estuviera actuando como defensor de la industria "nacional" para que ésta no tuviese la competencia (uruguaya) de 1.500.000 toneladas anuales de celulosa, que doblarían la producción nacional, producida por métodos más modernos, aceptados en muchos países (USA, Australia, Chile, algunos países europeos, etc). Mientras la industria "nacional" tiene patente de corso para contaminar y por lo tanto no perder competitividad. ¿Será esta una política de promoción industrial?
Por el contrario, Corrientes y Misiones han criticado fuertemente la actitud del gobernador entrerriano y han resaltado que ellos recibirían con brazos abiertos la instalación de plantas similares en su territorio.
Para Greenpeace de Australia el método de blanqueado que usarán las papeleras de Uruguay (método ECF) es medalla de plata y para los coordinadores de la campaña forestal de Greenpeace en Escandinavia, las diferencias entre los métodos TCF y ECF, en cuanto a sus consecuencias ambientales, son totalmente irrelevantes (…)"
La hipocresía de la política argentina es también denunciada por el Ing. José Crotto, el 24 de febrero de 2006 en la revista NotiForestal (se puede consultar en Infoextradigital.com.ar) en artículo que dicha revista le pidió.
En extractos de la misma se puede leer: "Con grosera ignorancia, demagogia inmadura y patoterismo prepotente se enfrenta a un país hermano y amigo con consecuencias alarmantes.
# El País tiene una Ley Nacional vigente, la 25.080, votada por unanimidad por todos los Senadores y Diputados, incluyendo los entrerrianos, para fomentar el desarrollo de la foresto industria, entre ellas, la fabricación de celulosa, como lo puede advertir cualquiera que se tome el trabajo de leerla, al cual el gobierno entrerriano estuvo y permanece adherido. ¿Lo van a negar en La Haya?
# El Gobernador Busti, ejemplo de incoherencia y demagogia, propició el decreto 2554 en su primera gobernación (04-07-90) que se transformó en Ley Provincial para el apoyo de emprendimientos celulósicos. Junto al Ing. Agr. José Moulia, Secretario de Producción, firmaron un memorandúm de entendimiento para un gran proyecto celulósico en 1997. ¿Lo van a negar en La Haya?
# ¿Vamos a negar en La Haya que muy cerca de la principal fábrica argentina (Alto Parana S.A.), fabrica que consume 2/3 de la madera que consumirá Botnia, que utiliza la tecnología ECF desde hace 23 años, está la localidad de Esperanza que en los últimos 30 años ha multiplicado su población casi 10 veces mientras que el total de la Argentina no ha llegado a duplicarse? Nuestros seudo periodistas y seudo ambientalistas, explicaran que la gente no conoce el riesgo que corre, porque solo ellos son los iluminados con la razón y los conocimientos; y Esperanza está a unos 5 km. de la fábrica, mientras Gualeguaychú esta a 35 km. de las futuras fábricas uruguayas.
Como hombre de campo soy lector del Martín Fierro y temo que como bien dice el poema de José Hernández 'si la vergüenza se pierde jamás se vuelve a encontrar'. Es tan inconcebible el nivel al que hemos llevado este entredicho con un país intimo hermano y amigo, agrediéndolo con actitudes fuera de la ley, y ocasionándole daños a su funcionamiento económico, utilizando no la razón, sino la prepotencia del tamaño, que dudo que los gruesos errores cometidos puedan ser corregidos por nuestra obcecada dirigencia.
Por lo tanto, para aclarar bien, que esta actitud no corresponde a la mayoría del pueblo argentino, ni mucho menos a la mía: POR TANTA NECEDAD, YO ME DISCULPO. Ing Agr. José E. Crotto".
En el artículo arriba mencionado ("Sin vergüenza y con orgullo: carnaval de Gualeguaychú") el Dr. Mario Féliz de la Universidad de La Plata pone en cuestión toda la política argentina respecto al tema: "Mientras se violan sistemáticamente las leyes argentinas y se desconoce el derecho internacional, con el consentimiento y/o complicidad de la autoridad, se argumenta que el Uruguay habría violado el tratado del río compartido. Y se convierte este argumento en sustento de la actividad ilegal de cortar los pasos internacionales. Veamos que hay de cierto en todo esto.
El tratado dice que la parte que construyera 'obras de entidad suficiente para afectar … la calidad de sus aguas, deberá comunicarlo a la Comisión, la cual determinará sumariamente, y en un plazo máximo de 30 dias'. (Art.7). Por otra parte, el artículo 9 dice: 'Si la Parte notificada no opusiere objeciones o no contestare dentro del plazo establecido en el articulo 8 (180 días) la otra Parte podrá realizar o autorizar la realización de la obra proyectada'.
¿Se habrán dado los pasos establecidos en el tratado? Los empresarios piqueteros dicen que no y el informe del GTAN, del 3 de febrero de 2006, los avala. En el inciso 1 afirma: ' Al autorizar unilateralmente las plantas proyectadas, la República Oriental del Uruguay vulneró las obligaciones asumidas en virtud del derecho internacional general y del Estatuto del Río Uruguay de 1975.'
Cuando se lee el punto parece que el asunto estuviera terminado. Uruguay violó el Estatuto y, por lo tanto, nosotros violamos todas las leyes que sea necesario para terminar con la ignominia de la industria.
Sin embargo, sorpresivamente, nos encontramos con la Memoria Anual del Estado de la Nación 2004, que fuera leída, por el ejecutivo, ante el Parlamento argentino en marzo de 2005. En este documento, en la parte correspondiente al Ministerio de Relaciones Exteriores, entre los objetivos respecto de las relaciones con Uruguay, señala: 'Avanzar hacia la libre circulación permanente de personas, simplificando gradualmente controles sanitarios y aduaneros, teniendo, como base, el Memorando de Entendimiento sobre la Libre Circulación de Personas, firmado el 30 de noviembre de 2001, en Montevideo.' ¡Política exterior de la Nación que ha sido modificada, de hecho, por la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú!
Cuando el documento aborda los LOGROS de la política de relaciones con Uruguay dice: 'En marzo tuvo lugar, en Montevideo, una reunión entre los Cancilleres Rafael Bielsa y Didier Operti.' Y, más adelante, agrega: 'En el mismo mes, ambos países firmaron un acuerdo bilateral, poniendo fin a la controversia por la instalación de una planta de celulosa en Fray Bentos'. 'Este acuerdo respeta, por un lado, el carácter nacional uruguayo de la obra, que nunca estuvo puesto en entredicho y, por otro lado, la normativa vigente que regula las aguas del Río Uruguay a través de la CARU (Comisión Administradora del Río Uruguay).' 'Asimismo, supone una metodología de trabajo para las tres etapas de construcción de la obra: el proyecto, la construcción y la operación.'
¿Cómo es, entonces, que el GTAN (argentino) dice, dos años después, lo que dijo? ¡Aquí, una sensación de vergüenza me apretuja el corazón!
Como hemos visto el Estatuto del Río Uruguay habla de la calidad de las aguas, y es sobre este aspecto que nuestro país debería prestar atención y seguramente se podrá acordar un procedimiento para el correspondiente control.
En efecto, en esta etapa del proyecto el Estatuto prevé que si la parte afectada (Argentina) tuviera objeciones tendrá que elevar una comunicación donde 'deberá precisar cuáles aspectos de la obra o del programa de operación podrá causar un perjuicio sensible a la calidad de sus aguas, las razones técnicas que permiten llegar a esa conclusión y las modificaciones que sugiera al proyecto o programa de operación.' Cosa que no se ha hecho, ya que el informe del GTAN no es más que un conjunto de objeciones no fundadas. Por último, corresponde destacar que el Estatuto nada dice de posibles o supuestos daños a la atmósfera."

Política celulósica argentina con Paraguay.

Un mes atrás, aproximdamente, un cable de EFE daba cuenta que el Ministro de Ambiente del Paragua, Alfredo Molinas, denunciaba a la Argentina de contaminar el río común, el Paraná. Concretamente de "un delito contra la salud pública por la contaminación de la papelera situada en la localidad argentina de Puerto Piray". La denuncia, que se extendía a las papeleras argentinas Alto Paraná y Pepel Misionero, especificaba que se lanzaba al Paraná cloro, azufre y otros elementos químicos que se utilizan en el tratamiento de la pasta celulosa y todos son altamente contaminantes. Voceros del Ministerio paraguayo explicaron que Molinas recurrió a la Fiscalía ante la falta de respuesta a una reclamación presentada ante la Comisión Mixta Paraguayo-Argentina del Paraná (COMIP) para que se analicen las aguas del río.
El 17 de marzo de 2006, ABC color, titulaba "Papeleras del vecino país contaminan el río Paraná" y explicaban que "Argentina exige al Uruguay lo que no cumple con Paraguay.
Las papeleras argentinas de la provincia de Misiones siguen contaminando impunemente las aguas del río Paraná, frente a la localidad paraguaya de Carlos Antonio López, departamento de Itapúa. La Argentina adopta una actitud contradictoria. Busca impedir que Uruguay instale dos plantas celulosas, en aguas compartidas entre ambos países. Sin embargo, sus papeleras contaminan el río Paraná, en una zona compartida con Paraguay.
Esta actitud de la Argentina se puede calificar de hipócrita, porque, por un lado, pretende evitar que Uruguay instale una papelera sobre el río que comparten, bajo pretexto de que la misma contaminará el curso hídrico. Pero este argumento carece de seriedad, considerando que las papeleras que tienen (los argentinos) sobre le río Paraná están contaminando con sus efluentes dicho curso hídrico, afectando la fauna íctica en aguas compartidas con Paraguay" El artículo finalizaba diciendo que "Las papeleras que se pretenden instalar en Uruguay prometen introducir tecnología que logre una producción más limpia, sin daño ambiental, con sistemas de tratamiento de sus efluentes líquidos y de sus emisiones gaseosas. Evidentemente, serán mejores que las papeleras argentinas de las provincias de Misiones, que sin un tipo de tratamiento tiran sus desechos contaminantes al río Paraná" De esta manera el ministro del Ambiente de Paraguay, Ing. Alfredo Molinas, sugirió, según informó Radio Ñandutí, como medida alternativa y de urgencia, el cierre temporal de las papeleras hasta tanto construyan un sistema de tratamiento de sus efluentes. Esta propuesta ni siquiera se tuvo en consideración por parte de los argentinos. Agregó que "la referida fábrica no posee una planta de tratamiento de los denominados líquidos efluentes que son vertidos al río a través de cañerías ubicadas por debajo de las aguas, para que no estén expuestas a la vista". Molinas indicó que técnicos de su institución tomaron muestras de los desechos y encontraron una gran cantidad de ácido sulfúrico mezclado con cloro. "Los pecadores de la zona se quejaron de la muerte de pescados".

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