lunes, 11 de diciembre de 2006

¿Intelectuales?

¿INTELECTUALES?: ¡DE IZQUIERDA!




Hay una regla que tiene pocas excepciones (que vienen a confirmarla): todo
intelectual que se precie de tal condición, ¡es un intelectual de
izquierdas! Lo anterior se hace más patente cuando ese intelectual proviene
del mundo de la literatura --o de las artes en general-- aquellos
profesionales que trabajan el mundo intangible de la sensibilidad.


El mundo le debe mucho a sus intelectuales-artistas –de hecho son su
espíritu-- por eso vale la pena profundizar en las causas de esta regla,
tratando de analizarla a la luz de conocimientos despojados de prejuicios
sobre su posición ideológica y/o política.


Intelectuales de izquierda son personas comprometidos con los llamados
“movimientos sociales”, que a toda costa quieren cambiar el accionamiento
social actual, haciendo énfasis en las injusticias patentes existente en el
día a día de la sociedad contemporánea.


Intelectuales de otras áreas --fuera del área artística-- son sin embargo
menos proclives a las tendencias de izquierda. Si consideramos que
intelectual es todo profesional que trabaja el mundo de las ideas y el
conocimiento --aprendidos a través de estudios, autodidactas o no--
englobamos en esta categoría a médicos, abogados, ingenieros, profesores,
entre otros, además de evidentemente, al mundo de las artes.


No es necesario discutir que la intelectualidad --igual que la cultura-- no
es patrimonio exclusivo de las artes. Por eso destacamos la diferencia entre
los llamados intelectuales que trabajan el mundo de las artes y aquellos que
trabajan el mundo tangible y material de las realizaciones del día a día,
apoyados casi siempre por la ciencia y/o la tecnología.


Para los profesionales de las ingenierías por ejemplo, es común la actividad
de diseño, a través de la cual se crean nuevos artefactos y sistemas
técnicos de todo tipo, que han posibilitado al hombre construir el mundo
artificial y confortable de que disfrutamos hoy.


Hay sin embargo muchos campos del quehacer humano que no se someten todavía
a las leyes de la ciencia y la tecnología, bien porque su naturaleza es de
otro tipo, bien porque los conocimientos actuales todavía no han podido
penetrar sus secretos: Filosofía, religión, e artes son campos así, por sólo
mencionar algunas áreas fuera de la ciencia.


Sin embargo, la frecuencia con que la ciencia y la tecnología irrumpen en el
mundo real actual con sus nuevas realizaciones, ha creado un procedimiento
mediante el cual, dominando las leyes científicas correspondientes, es
posible diseñar y construir formidables puentes, enormes edificios, veloces
aviones, o enviar un hombre a la luna.


La filosofía, madre de todas las disciplinas asociadas el conocimiento, vio
con tristeza como el mundo científico se alejaba de sus métodos diletantes
basados en la lógica, mediante el establecimiento de un método hasta hoy
unánime, el método científico.


Otras importantes disciplinas no filosóficas --pero menos estructuradas en
sus conocimientos que la física, la química o la biología-- como son la
sociología, la política y la economía, pretenden establecerse como
disciplinas científicas a partir de estudios y principios que continuamente
se generan en estos complejos e importantes campos.


Sin embargo, es fundamental comprender que el carácter científico de una
disciplina no viene asociados a aspectos voluntarísticos, como pretende el
marxismo hacer de la filosofía que lo sustenta, basado en la cual,
supuestamente, es posible “diseñar” una nueva sociedad, similarmente como un
ingeniero diseña un nuevo modelo de automóvil.


La filosofía marxista leninista es filosofía y como tal usa como método la
lógica y no el método científico, por lo tanto, no es posible considerarla
como ciencia, es filosofía. El hecho que las realizaciones de la ciencia
hayan sobrepasado con creces a las mejores realizaciones de la filosofía en
la actualidad, no significa que para ganar prestigio haya que asociarse
necesariamente a la ciencia, como pretende la filosofía marxista leninista.


El marxismo leninismo parte de una interpretación de la sociedad que no
tiene nada que ver con las ciencias y como tal, es puro diletantismo.
Intentar diseñar una sociedad sin tener los conocimientos científicos sobre
la misma, es como tratar de diseñar un motor sin conocer exactamente los
sistemas mecánicos, energéticos, de materiales, etc.


Por eso la sociedad comunista fracasó. Sin conocer las leyes reales que
rigen el complejo mundo de la sociología y de la economía, y armados
solamente de buena voluntad para resolver los “problemas” que se presentan
en el mundo real, se “diseñó” una sociedad que simplemente no funcionó en
ninguno de los diversos países donde fue aplicada.


La sociedad humana está muy lejos de dominar a cabalidad –como domina la
física mecánica por ejemplo-- las ciencias sociales, como para lanzarse a
“diseñar sociedades”, tal y como nos anunciaron los ideólogos del mundo
comunista supuestamente científico.


Ese afán de “nuevos y más justos diseños de sociedades igualitarias”, es el
impulso que lleva a los intelectuales de izquierda, imitando el trabajo del
mundo de las disciplinas científicas o tecnológicas –pero sin verdaderamente
conocer a profundidad el trabajo en estos campos-- a apoyar el proyecto de
engendros sociales, que fracasan terminando en actos de repudios y paredones
de fusilamiento para sus supuestos “beneficiarios”.


Nuestros artistas e intelectuales, igual que nuestros religiosos, merecen el
aprecio con que justamente cuentan universalmente. Sin embargo, ningún
literato, bailarín poeta o artista plástico, tiene el derecho de utilizar el
prestigio ganado en el mundo donde es reconocido, para diseñar, cual
ingenieros sociales, sociedades fallidas y totalitarias, porque no hay
conocimiento científico suficiente sobre los procesos sociales implícitos.


Diseñar una nueva sociedad no es tarea de intelectuales. Es una tarea
portentosa y compleja, que solamente será enfrentada en largos procesos
evolutivos y con trabajos serios para el conocimiento científico de la
sociología, antropología y economía política.


La constatación de las injusticias sociales es claro que demanda de fuerzas
opuestas para solucionarlas, pero eso no quiere decir que su simple
existencia sea motor de sociedades improvisadas, supuestamente justas, que
resolviendo un problema específico, crean otros problemas de más difícil
solución, como ya sucedió con el marxismo.


Ninguna disciplina humana es infalible. Sin embargo, en el estadío de
desarrollo actual, sólo el conocimiento verdaderamente científico, no
diletante, puede servir de soporte para nuevos diseños en cualquier campo,
incluyendo sobre todo el de la sociedad humana.

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