lunes, 11 de diciembre de 2006

Día internacional del Imbécil

EL DÍA INTERNACIONAL DEL IMBÉCIL



Así como Día de la Madre se afirma que es en realidad cualquier día del año y teniendo en cuenta el desrumbe moral en que han caído aquellos a los que se dio por llamar seres humanos y pensantes, el del Imbécil tampoco dejará por eso de serlo. Sin embargo hay acontecimientos que patéticos o no superan a los demás de su misma índole en envergadura y en su honor pues se instaura una fecha especial que los incluye a todos. Motivo por el cual, en razón de lo ocurrido el 9 de diciembre de 2005 en la ciudad de Buenos Aires, capital de la República Argentina, en horas de la tarde, propongo dicha data para conmemorar la imbecilidad universal.

Me baso en lo que se vio por canal América en su noticiero vespertino de tal jornada, y aun cuando todos, unos más, otros menos, tenemos nuestros momentos de tontuelos, lo mostrado por las cámaras de dicha TV superó por mucho cuanto puedan imaginarse hasta las mentes más calenturientas. Y ocurrió tras conocerse la inclusión de la República Bolivariana de Venezuela en el Mercosur, que es un tratado comercial existente y bastante poco exitoso entre los países más endeudados de este lado del mundo con el Fondo Monetario Internacional. Pues bien, el nombrado canal de aire, anunció que pasarían los festejos por el ingreso de esa República Bolivariana-Petrolera presidida por el golpi-popu-fascista devenido ahora en mentor de las izquierdas Coronel Hugo Chávez Frías, al tratado comercial de marras. Festejos que lejos de ser multitudinarios, consistieron en una paupérrima entrevista callejera frente a la embajada venezolana, de un personaje que en verdad se las traía. Su apariencia era la de un tipo, de esos fanáticos, que van a alentar a su equipo favorito de fútbol. Sus ropajes inclusive, parecían corroborarlo. Panzón, con una pelambrera rubia tirando a entrecana en cabeza y bigote, usaba una camiseta blanca de muy ordinaria calidad y un pañuelo bicolor anudado al cuello. Nada especial en un sujeto que así ataviado, hubiese pasado desapercibido entre los clásicos miles de exaltados que cumplen en estimular con cánticos agresivos y generalmente del peor gusto, al equipo de sus amores. Excepto por ciertos detalles, que en este caso especial lo desmentían: la inscripción en letras bien visibles de la sigla O.L.P. en la susodicha camiseta e idéntico marbete en el pañuelo mitad rojo y mitad negro, tonalidades éstas con las que comúnmente se reconoce a lo que es originalmente palestino. Podía, así y todo, maliciarse que se trataba de un meso oriental árabe shiita viviendo en Argentina, devenido en forofo de algún club de balompié; salvo porque su constitución rubiona, bien comido y de considerable envergadura corporal, de modo alguno lo admitían. Tampoco sus declaraciones en español, que por su acento hacían desestimar cualquier procedencia del Levante. Todo lo contrario, su castellano, aunque difícil de entender a los oídos argentinos porque hablaba como si tuviese una papa caliente en la boca, era sin embargo fluido y sin resonancia árabe. Sus declaraciones presuntamente anti imperialistas, a un mismo tiempo, descolgadas, totalmente distorsionadas y desde luego olvidables.

A esta altura, seguramente los lectores querrán enterarse quién era ese turbador sujeto que vestido de fanático futbolero, propagandeaba con tamaños ropajes a una organización terrorista extra continental. Pues se trataba, atiendan bien porque ésto es demasiado fuerte para los recién iniciados, ni más ni menos que del Señor “Embajador de la República Bolivariana de Venezuela”, reconocido como tal por la República Argentina.

Vaya situación ridícula, estoy más que seguro que si alguien quisiese darse a la tarea de buscar cosa más incoherente que este sucedido, le resultaría imposible hallarlo.

Por eso, por lo fuera de lugar, porque no tenía absolutamente nada que ver con lo que se trataba de festejar, resumiendo, por lo estúpido que resulta estar tan desenfocado, es que propongo que en honor al personaje descrito se instituya el 9 de diciembre como el Día Ecuménico del Imbécil Consumado. Así como que lo acompañen en el palmarés los directivos del canal América y los hacedores del noticiero de la tarde, por cómplices gratuitos y además admirativos de tamaña gansada. Y no será esta una anécdota más, risible y lastimosa en verdad, hasta que el gobierno argentino pida explicaciones al dictador Chávez por la actuación del patán que mandó como embajador y sancione de alguna manera a este último por su insólita payasada. Una bufonada que lejos de constituir un acto de color más como querrá justificarse a priori, es un insulto flagrante a la comunidad judía más grande de Sudamérica. Expresado más claramente: “fomento del antisemitismo”, que no pocas veces y gracias a la desidia de quienes deberían reaccionar ante la provocación, ha rebrotado en muchísimas ocasiones y por temas bastante menores.

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